Amor propio, algo mucho más que autoestima.

Amor propio, algo mucho más que autoestima.

 

El amor… ¿qué es el amor? El amor es una forma de ser, es la energía que se irradia cuando se ha desbloqueado todo aquello que impide su expresión.

Considero que estas palabras son las ideales para empezar pues puedes dejar de leer esta entrada de blog justo en este momento y ya te estarías llevando el resumen de todo lo que está aquí escrito. Pero ya que continuaste leyendo, vamos a aprovechar al máximo tu atención.

Quiero hacer énfasis en que, cuando me refiero al amor, no solo incluyo al amor romántico, ya que éste solo es una parte de la vida humana y de la expresión total del amor, siendo que el amor tiene múltiples expresiones, por ejemplo, puede tomar la forma de sinceridad, aprecio, humildad, generosidad, gratitud e incluso el perdón. Perdón no desde el ego, el cual aparece cuando éste se sintió “ofendido” de algún modo y cree necesario que se le pida una disculpa. No, de ese no estamos hablando, pues de hecho, ni siquiera significa perdón y en consecuencia no está desde el amor.

Perdón más bien desde el hecho de perdonarte a ti mismo, por haber puesto tantas barreras (desde el ego), que te impidieron por mucho tiempo experimentar la energía alta y beneficiosa del impulso de la vida, que es el amor… Al perdonarte a ti mismo, perdonas a los demás, e incluso sabes que no hay nada qué perdonar, porque nadie puede hacerte daño, a menos que tú lo consideres así, y aquí volvemos al punto… Si sientes que los demás pueden hacerte daño, es una creencia tuya, que tú mismo te impusiste y que genera una nueva barrera hacia el amor.

Cuando vuelves amor, hay ciertas cosas que ya no puedes volver a hacer, pues al ser un nivel de consciencia, tiene sus propios actos correspondientes, como cada nivel. En consecuencia, hay cosas que puedes hacer en el campo de la energía del amor que son imposibles en otro nivel o de otra manera.

Caemos en cuenta de que el ego es limitado y no malo. Esto nos permite aceptarlo y a la vez amarlo, pues reconocemos que solo hace lo que sabe hacer, y a la vez, al dejar de identificarte con él, te permites trascender tus “aspectos pequeños” para dejar florecer nuestro Ser real.

Cuando sentimos amor, o más que eso, cuando nos hemos convertido en amor, nos es automático despertamos cada mañana y dar gracias por otro día de vida, podemos admirar todos los regalos de la vida y tratamos de influir positivamente en la vida de todos los que nos rodean.

Hay que recordar que a través del amor, es como el mundo se ilumina.

Seamos conscientes de que lo que damos a la vida, fluye de nuevo a nosotros de manera natural, porque somos parte de esa vida. El amor está presente en todas partes, basta con tomar consciencia de su presencia y permitirnos bendecirnos con ella.

El amor también está presente en la curación, ya sea física, emocional, espiritual o mental. Transforma la vida silenciosamente, siendo una energía invisible, como todas, pero es la más poderosa.

Puede resultarte emocionante este aspecto con el simple hecho de leerlo, pero no podrás entenderlo hasta que te permitas experimentarlo en tu propia vida.

Una ocasión estaba impartiendo la conferencia titulada “La Alquimia de la Vida”, y al finalizar, una de las personas que estaban presentes, hizo el siguiente comentario: “pero la teoría es muy fácil, difícil es llevarlo a la práctica” … Fue un comentario que agradezco en toda su totalidad, ya que, aunque en apariencia es insignificante, detonó en mí un análisis mucho más profundo respecto al tema y, a continuación, para finalizar esta entrada y en caso de que tú, lector, hayas pensado lo mismo que aquella persona, te comparto, en manera de resumen, así como en pasos simples, mi reflexión:

 

Llevar a la práctica el amor en su totalidad no es difícil, solo requiere de un entendimiento total de los aspectos siguientes, para llevarlos a la práctica del día a día y experimentar sus liberadores beneficios:

  • Amor propio. Después de lo leído, ¿puedes ver la diferencia entre amor propio y autoestima? Si te amas a ti mismo, puedes amar a los demás. Esto puede sonar muy trillado, pero en realidad pocos entienden su significado, es decir, han aprendido a amar su propio ego, mas no su verdadero Ser. Se han identificado tanto con etiquetas autoimpuestas y reforzadas por la sociedad que no pueden ver más allá de la máscara limitante que se han creído. Aquí es cuando el “amor propio” es reemplazado por la “autoestima”, y la autoestima está sujeta al ego, no al amor, es voluble y vacilante, pues está basada en algo irreal.

Para amarte a ti mismo, debes conocerte, ¿y cómo se logra eso? Dejando de identificarte con tu mente. No eres tu mente, eres el que la manipula, aunque generalmente suceda lo contrario. Solo recuerda que el poder que tiene la mente no es más que el que tú mismo le has otorgado, y lo podrás recuperar en el momento que seas consciente de ello.

Cuando ames tu verdadero Ser, lograrás amar al mundo con facilidad y sin esfuerzo, manifestarás amor en sus múltiples expresiones, por ejemplo, mostrando aceptación por todo lo que te rodea, pues amar es aceptar, no juzgar. Cosecharás en tu exterior, lo que has sembrado en tu interior.

En el caso del amor propio, hacemos referencia a el reconocimiento de nuestra divinidad, a nuestra espiritualidad que forma todo cuanto existe, es parte de todos y de todo, en consecuencia entendemos que nosotros también lo somos. Ya no estamos sujetos al ego y a su juicio, pues amamos lo que somos, sabiendo que no hay condición desde el amor, solo existe la aceptación.

  • Sustituye las redes neuronales que te impiden vivir desde el amor. Se sabe que, para crear un hábito, solo se ocupan 21 días. 21 días de paciencia y constancia libres de juicios y de responsabilidad total.

Se pueden preguntar, ¿por qué 21 días? Bueno pues porque es justo el tiempo que se necesita para generar una red neuronal y, ¿qué es una red neuronal? Las redes neuronales son hábitos de pensamiento que hemos mantenido durante años y que son reforzadas casi todo el tiempo. Cuando incluyes nuevos hábitos de pensamiento y los practicas a consciencia, las viejas redes neuronales que ya no deseas conservar, se van desvaneciendo, pues dejas de enfocarte en ellas y, a la larga, desaparecen. Esto no es “magia” es ciencia aplicada desde una ley universal, la cual es “EN LO QUE TE ENFOCAS CRECE”, es decir, hacia donde va tu atención, va tu energía. En consecuencia, nada se va hasta que le quitas tu atención y todo se queda cuando le pones tu energía.

  • Eleva tus niveles de conciencia. Cada nivel de conciencia tiene sus propias emociones y en consecuencia sus propios resultados. Para identificar en qué nivel de consciencia te encuentras basta con que hagas uso de tu “termómetro emocional”, el cual te dirá automáticamente en el sentimiento o emoción que estás vibrando, recuerda, TODO ES ENERGÍA.

Para que te des cuenta en qué nivel estás situado, es necesario que te hagas esta simple pregunta y la contestes con honestidad: ¿cómo me siento en este momento? Si tu respuesta es: apático, avergonzado, con miedo, culpable, enojado, etcétera, es evidente que vibras en un nivel muy bajo; pero si en respondes: feliz, tranquilo, amoroso, en paz, pleno, etcétera, entonces debes saber que estás en disposición para recibir más de lo que te gusta, así como en posición de compartir eso mismo. Lo semejante atrae a lo semejante.

Una última cuestión, pero no menos importante es que, para experimentar emociones elevadas, primero debes soltar las emociones de baja frecuencia. Y, ¿cómo las sueltas?, permitiéndote sentir la emoción que quieres liberar en su totalidad, tal y como se presenta, sin necesidad de juzgarla. Solo es necesario observarla y permitir que se agote a su debido tiempo. En realidad, lo que la mantiene ahí es nuestra resistencia a ella.

Ahora, recordando que en el universo no existen los vacíos, al soltar o liberar las emociones negativas, generas el espacio para que sea llenado con emociones más elevadas de manera natural y sin mayor esfuerzo.

Efectivamente es simple, pero eso no significa que no funcione, al contrario, como la mente está enamorada de la complejidad, nos ha llevado por los caminos más complicados para solo “marearnos” e impedirnos encontrar la solución.

Finalmente, creo que ya te has dado cuenta de que todas van de la mano, afectando a una, afectas a todas.

Con amor, Stephanie.

 

 

 

 

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