“LA CUARENTENA: CONOCIENDO A MI OTRO YO”

“LA CUARENTENA: CONOCIENDO A MI OTRO YO”

“El hombre solo, o es un dios o un demonio”

– Aristóteles.

Lo que en un principio aparentaban ser unas cómodas vacaciones adelantadas, hoy, para muchas personas se ha convertido en un serio problema. Las situaciones de violencia, ansiedad, angustia, desesperación, miedo o el simple aburrimiento han ido en aumento, y tal parece que se mantienen con la amenaza de “empeorar”.

Al día de hoy, nos encontramos señalando como culpable a «la cuarentena», al encierro, a la falta de actividades, así como a la limitación para salir a lugares que regularmente se etiquetan como mero entretenimiento. Esos lugares y actividades que siempre estaban disponibles cuando el horario laboral había terminado o al menos cumplido por esa semana o algún tiempo… Lugares que, suponemos, escogíamos por decisión absolutamente propia y sobretodo consciente… Pero, profundicemos un poco, ¿en realidad éramos 100% conscientes de la decisión? O más bien, no era algo escogido, sino que ya era parte de nuestra rutina, costumbre o hasta “escape habitual”, es decir, solo estábamos cumpliendo un ciclo mental que nos dirigía, tal como un robot es dirigido por el chip que le ha sido implantado.

Veamos que, si de verdad fuera una decisión propia y consciente, no nos estaría afectando del modo en que lo está haciendo, el hecho de que, por el momento, estemos imposibilitados para ello. Siendo que, se supondría, que ahora también nos encontraríamos en posición de elegir cómo nos queremos sentir ante esta situación, en vez de que mis pensamientos y emociones se anticipen y me brinden justamente lo contrario a lo que conscientemente escogeríamos, pues si decimos tener esa libertad, lo más obvio sería aplicarla para cualquier caso y de un modo beneficioso, ¿no lo creen así?

“Lamentablemente”, a estas alturas de la vida, se sigue creyendo (ignorantemente) que nuestras emociones dependen de las situaciones que atravesamos, cuando en realidad, eso es una absoluta falacia. Estoy aquí para mencionarte (o recordarte) que nuestras emociones dependen de nuestra manera de pensar, no de lo que sucede externamente, y eso, nos guste o no, lo creamos o no, también es una elección que está (o más bien debo decir que debería estar) bajo nuestro control. Pero en estos momentos, es evidente que, dicha situación se vive como lo vive un adicto durante la etapa de “desintoxicación”, experimentando sensaciones o emociones que catalogamos como “indeseadas”, tales como desesperación, angustia, ansiedad, miedo, etc… Este adicto no tiene de otra más que estar consigo mismo y su aturdimiento auto infligido. Entonces, en esta situación, ¿cuál es la diferencia entre el drogadicto y nosotros? Si es que acaso la hay…

Bajo esta lógica, yo les pregunto, ¿de verdad somos conscientes de las decisiones que tomamos? ¿tenemos el control de nuestra vida o nuestros viejos hábitos (adicciones) nos controlan a nosotros sin siquiera cuestionar? ¿No será que esta etapa de “desintoxicación” es absolutamente necesaria para darnos cuenta de que el estilo de vida que llevábamos solo nos incitaba a querer escapar de la realidad, por medio de lo que consideramos un simple rato de entretenimiento?

En estos momentos los invito a hacer un análisis a consciencia, reflexionemos que muchas veces, la costumbre toma la forma de “ley”, como dice una antigua sentencia. Expresado en otras palabras, lo que forma parte de la cotidianidad se fusiona en la manera de ser, de tal modo que terminamos percibiéndolo como si fuera parte de nuestra naturaleza. ¡Pero seamos conscientes de que nada que afecte nuestra integridad o dañe el equilibrio universal, puede ser parte de nuestra naturaleza, nada! Han de saber que poseemos una mente increíblemente maravillosa, capaz de permanecer en absoluta quietud y brindarnos una existencia armónica y plena, siempre y cuando no nos empeñemos en ingresarle información que más que ayudar, nos limite.

A continuación, me parece pertinente mencionar una magistral cita de Jean Paul Sartre: “Quien se siente solo cuando está solo, se encuentra en mala compañía” Y aquí quisiera agregar o editar (dada la ocasión) dicha cita: “Quien se siente ansioso, desesperado, angustiado (etc…) cuando está aislado, se encuentra en mala compañía” ¿Y quién es esa compañía? ¡Pues nuestro contenido mental! Recordemos que vayamos a donde vayamos, siempre vamos con nosotros mismos, procuremos observar con atención aquello a lo que le permitiremos la entrada a nuestro hogar mental, de lo contrario, siempre vamos a buscar escapar… ¿Me explico?

Elbert Hubbard recomendó: “Cultiva solo aquellos hábitos que quisieras que dominaran tu vida”… Tomando como base esta recomendación, ¿pueden ver que la cuarentena no es el problema?, el aislamiento únicamente intensificó los hábitos de pensamiento a los que nos acostumbramos a vivir, y como ahora no tenemos la posibilidad de escapar de ellos, nos vemos obligados a afrontarlos.

El hábito de permitir que pensamientos de baja vibración, dolorosos, críticos y problemáticos dominen nuestra vida, nos dan como resultado emociones que no disfrutamos experimentar, pero que ahora no sabemos cómo manejar, pues a través de las actividades o escapes habituales tendíamos a esquivarlos.

Siempre les digo a mis pacientes que recuerden algo clave de las emociones, las emociones no son buenas ni malas, simplemente son. Si las observamos con cautela y analizamos con la atención y entrega necesarias, nos daremos cuenta de que solo son “alarmas” que nos llaman a despertar, a despertar de ese “sueño” dictado por los viejos hábitos de pensamiento que han dominado nuestra vida, pero que nada tienen que ver con la realidad.

¡Veamos que lo que realmente vale en la vida no se puede hacer por costumbre! En estos momentos es la costumbre la que nos está incomodando, nos está haciendo percibir la vida de una manera indeseable… ¡Pues entonces empecemos a dominar y dirigir nuestra mente consciente para influir en el subconsciente! De lo contrario, siempre estaremos bajo su mando, y si los hábitos sembrados irresponsablemente no son favorables, ya sabemos el tipo de realidad que nos van a hacer pasar… ¡Tal cual lo están experimentando muchas personas con el encierro actual!

Aunque este aislamiento fue prácticamente obligado, ¿qué te parece si lo empezamos a ver como algo que nosotros escogimos? ¿Qué pasaría si lo empezamos a ver como una bendición para sanar lo que necesita ser sanado? ¡Pues veamos y sepamos que la situación ya está, y es la misma para todos! La cuestión aquí ahora ya es a nivel personal (como todo), ¿cómo vamos a decidir afrontarla? ¿Cómo vamos a decidir tomarla? ¡La decisión es nuestra!

Generalmente la humanidad, tiende a encerrarse en el mundo de lo “fácil” y “cómodo”, palabras que pongo entre comillas porque al final, bajo esta actitud, el mundo no tiene nada de esto. Aún así, pretendemos igualarnos en la costumbre, en la moda, en la manera de actuar. No vemos que de este modo se facilita el dominio de la masa sobre la persona. Recuerda que las multitudes siempre buscan una guía, pero nunca son una. Nos acostumbramos tan fácilmente a vivir y pensar como todo el mundo, que ya no le encontramos sentido al esfuerzo de pensar. Pensar por nosotros mismos, utilizar esta maravillosa herramienta que nos fue asignada al nacer (o más bien desde antes). Veamos que es esta costumbre que aceptamos sin cuestionar, la cual parecía ser fácil y cómoda, la que hoy nos está haciendo la vida difícil y muy pero muy incómoda.

No tengas prisa por que todo vuelva a la “normalidad”, espero que ya hayas visto que ahí radica el problema. Más bien regálate este tiempo, estos momentos, esta oportunidad, para reconsiderar qué costumbres, qué hábitos de pensamientos quieres de verdad seguir conservando (y en consecuencia viviendo) una vez que todo esto pase. Por que esto, al igual que todo, siempre pasa, entonces pregúntate, ¿cuál es el mejor modo en que lo puedo aprovechar?

Si se permiten analizarlo, verán que las dificultades siempre tienen la finalidad de ayudarnos a evolucionar, ninguna situación nos alcanza si no estamos listos para aprender su lección, o mejor aún, solamente las manifestamos porque es el único modo para despertar de este sueño de locura autodestructiva. Pues bueno, enseguida, les anexo 15 preguntas aparentemente simples, pero a la vez muy esclarecedoras que he diseñado para que vigilen sus resultados, y reflexionen con base en ello, si quieren seguir manteniendo su antigua versión o están listos para la reinvención, ¡pues sepan que la cuarentena nos está brindando el mejor momento!

Pero antes, debo mencionar que este test no viene con respuestas de incisos previamente diseñadas, o con el afán de catalogarte en “equis grupo”, sino más bien contiene preguntas generales (sobre la temática específica obviamente) para incitar respuestas personales. Este “test” no tiene la intención de generar juicio o medir tus respuestas, la finalidad en su totalidad, es que tú mismo seas quien responda las preguntas a consciencia y también quien determine qué quiere hacer con ellas, qué cree necesario trabajar sobre lo que obtuvo o si de plano siente que mejor no puede estar. Lo que busco es que hagas consciente lo que pudiera estar siendo inconsciente, para que, de este modo, lo puedas trabajar, si es que así lo deseas.

Literalmente la evaluación la generas tú, a la reflexión te invito yo.

TEST: “¿CONOCIENDO A MI OTRO YO?”

Las preguntas están diseñadas en primera persona, para que, cuando las leas, de verdad sientas que te las estás haciendo a ti mismo, sin necesidad de modificarlas. Mientras más sincero (a) seas, mucho mejor.

  1. ¿Cuáles son mis estados emocionales predominantes en esta cuarentena?
  2. ¿Mis días los experimento con energía o generalmente me siento fatigado (a)?
  3. ¿Las decisiones que estoy tomando respecto a cómo llevar mis días de aislamiento me ofrecen satisfacción perdurable o transitoria?
  4. Ahora que tengo mucho más tiempo libre, ¿realmente lo estoy usando para las actividades que dije que haría si tuviera tiempo?
  5. ¿Parece que, en vez de vivir muchos días, estoy viviendo el mismo día muchas veces?
  6. ¿Estoy experimentando emociones que muy rara vez sentía? ¿Cuáles son?
  7. ¿Me siento en paz, pleno (a) y satisfecho (a) cada que voy a dormir, o generalmente tengo la sensación de que el día pudo haber sido mejor?
  8. ¿Mis tiempos de comida y descanso se modificaron? Y si es así, ¿se modificaron de una manera saludable?
  9. Los hábitos que estoy practicando en estos momentos, ¿por qué los hago? ¿Por costumbre o porque de verdad me interesa conservarlos?
  10. ¿Siento urgencia por que todo “vuelva a la normalidad”?
  11. ¿La convivencia con mi familia se complicó o mejoró (pareja, papás, hij@s, herman@s o personas que viven conmigo)?
  12. ¿Los pensamientos que tengo habitualmente contribuyen a mi bienestar?
  13. ¿Estoy haciendo lo que de verdad me gustaría hacer con mi tiempo?
  14. Las personas que viven una vida similar a la que yo aspiro, ¿pensarían, sentirán y actuarán del mismo modo que yo en estos momentos?
  15. ¿Disfruto estar conmigo mismo (a), o generalmente me aburro?

Bien, pues con estas breves preguntas, te aseguro que obtendrás respuestas muy interesantes, que te invitarán a cuestionar si eres tú en verdad quien dirige tu mente (y tu vida), o tu mente te dirige (y sabotea) a ti.

Te recuerdo nuevamente que la finalidad de esto no es despertar el juicio o la autocrítica, sino incitarte al autoanálisis, para que de este modo, empieces a observarte y deduzcas si, inconsciente o conscientemente, te has convertido en tu mejor amigo (a) o en tu peor enemigo (a). Si el caso es la opción uno, ¡felicidades! Sin duda eres el (la) director (a) de tu vida y este aislamiento, lejos de ser un problema, ha resultado un regalo hermoso y pacífico para ti, puedes estar seguro de que todos tus resultados deseados (como hasta ahora), tarde o temprano se manifestarán (en cualquier área de tu vida). Solo recuerda que la vida es un proceso continuo y gozoso de transformación, así es que es necesario encontrarnos en constante evolución. Si en tu caso es la opción dos, ¡felicidades también! Ahora ya estás un paso más adelante para trabajar en las áreas que lo requieran. Te comento que, independientemente de las áreas que sean (aunque aparentemente estar “allá afuera, tus relaciones, por ejemplo), todas coinciden en el lugar de corrección, este lugar siempre es a nivel mental, es decir, en tu interior.

Muchas gracias por llegar hasta aquí, de todo corazón, espero que te haya sido de ayuda. Por cierto, aunque las respuestas que hayas obtenido y la evaluación que te hayas dado en este “test”, sean absolutamente confidenciales (solo tú los sabes), si así lo deseas, puedes contactarme para ver cómo podemos trabajar al respecto. No está de más decir que será para mí todo un placer.

De igual manera, si te gustó y sirvió este artículo/test, te agradecería mucho que lo compartas con más personas que crees también les pudiera gustar y sobretodo serle de utilidad.

Con amor, Stephanie Banda.

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